Hace poco tomé la decisión de irme a recorrer la urbe fría, cálida y con basuras de ese día en Bogotá, mientras caminaba mis oídos percibían la voz pregonera de las ventas, libros, placas, gangas económicas, típicas de una septimazo.
A medida que la caminata me llevaba en búsqueda de historias, aprecie la figura de un hombre, echado literalmente en el asfalto, eso sí tenía varias miradas observándole el comportamiento. Tanto así que me sorprendió lo que estaba realizando, línea por línea, trazo por trazo fue la característica más notoria de su arte, aquí no caben las latas de pintura, ni mucho menos con que comprarlas.
Aníbal Jaramillo, colombiano, que, a simple vista, transfiere su imaginación a figuras, tiene en si un padecimiento, él cómo cualquier talentoso y sin dinero en este país. Se postra en la avenida de la Carrera séptima. Desde muy temprano se pone a trabajar con su ropa desgastada y la camiseta azul celeste que vestía, su material de trabajo son más que unas simples, piedras calizas, carbón y pedazos de ladrillo, su lienzo la misma avenida.
Jaramillo, dice pagar arriendo en el Santa Fe, él se considera un artista por eso toma las calles y dibuja lo que le refleja su interior, llama la atención su vínculo con los animales, aquel día venía realizando dos loros, pero a punta de piedra, carbón y ladrillo le faltaron otras escalas de colores; naranja, blanco y negro de allí no pasa, Aníbal Jaramillo es originario de Medellín, su pelo refleja desaseo, no se le entiende mucho, ya que le auguro unos 64 años de edad.
Dibuja bien a pesar de no tener con que, porque su mano carece de algunos dedos, llego de Medellín hace unos tres años, llego a Bogotá, pero prácticamente se desilusionó y vivió en la calle, se auto sostiene con los arriendos del centro de Bogotá, lo que llámanos “piezas”, sino trabajo no llego ni puedo dormir, este paisa trabajo en la marquetería, la droga lo acogió y no tuvo más remedio que resetear su vida en Medellín, le gusta la manera en que se trabaja la técnica del óleo.
A su edad solo quiere recuperar la esencia, lo que aprende según él, de referentes como Picasso y grandes pintores, aunque sabe que no gana mucho, le pone trabajo a lo que hace, y recordando que su arte es sin presupuesto y su vaso vacío nos pide un favor “A todos, regálenme una moneda”.
REDACCIÓN
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Diario DFG 
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