CRÓNICA:COMERCIO SOBRE RUEDAS

El incansable aumento de las ventas en el trasporte público ha trascendido a través de los años ahora se rompe casi un record de por quien vende más y cuanta alternativa se puede encontrar. Así como la canasta familiar, así mismo se ve reflejado la cantidad excesiva de productos que a diario la Policía Metropolitana de Bogotá decomisa.

Transmilenio se convirtió en el nuevo comercio sobre ruedas que vende de todo, sitios específicos ayudan a circular por este servicio para encontrar el producto de la necesidad del pasajero.

Pero más allá de ello radica una problemática más impactante el desempleo para el DANE (Departamento Administrativo Nacional de Estadística) en un informe sobre el empleo formal e informal en Colombia de 2018; Bogotá ocupa el 42,5% de la población no formal que aun circula laborando de dicha forma y cierta parte involucra a los sistemas de transporte.

Desde la perspectiva urbanística los vendedores son un gran elemento del desorden y por ende la Policía Metropolitana de Bogotá está en la obligación de no permitir estas acciones esto como una manera evasiva para controlar estas formas de trabajo dentro del sistema.

Estas condiciones que Transmilenio junto con la Policía establecen en sus reglamentos la prohibición son: No consumir alimentos ni la compra de los mismos, mantener productos perecederos y no perecederos, no se permite el ingreso de cantantes etc.

Y esto hace que las autoridades agudicen requisas y decomiso luego de ello posterior retiro del sistema. Aunque la medida suena un poco brusca miles de estos vendedores informales que convierten estos espacios en un elementos y foco de obstaculicen de espacio público-privado para los pasajeros y es un elemento que provoca problemas adyacentes como el robo y la omisión del pago del pasaje.

Para los usuarios esto se hace muy complejo controlar a los vendedores, debido a que en un solo trayecto una ruta puede recibir muchos de ellos, ofreciendo distintos tipos de elementos, algunos de estos vendedores honestos, otros camuflados para el crimen, unos vagos sin talento, estafadores y gente que finge problemas de salud.

De otra parte, cantantes con un gran talento y pocos recursos recurren al rebusque y gente que de alguna u otra forma reúne lo necesario para obtener diariamente un sustento. Para un usuario común y corriente estos procesos son negativos en el sistema, incluso algunos dicen que el Gobierno, Alcaldía y Ministerio de Trabajo ayuden a formalizar, carnetizar y regular de una forma mucho más atractiva a estos vendedores, pero aun esto sigue pareciendo una plaza de vendedores y pasajeros que la ley ni les protege ni les da.

A medida que las administraciones cambian se seden la responsabilidad de solucionar la problemática, pero aun así esta manera de subsistir solo puede ser reglamentada tanto para el beneficio de los pasajeros y vendedores, pero aun así habrá algunos que infrinjan la ley y se salten estas prohibiciones.

Mucho más con el asentamiento de inmigrantes venezolanos que superaron esa barrera de informalidad para poder subsistir en ello, para la policía esto se hace incontrolable, y lo que debería realmente haber es una cultura ciudadana y un respeto por el espacio de otro. Transmilenio podría convertirse en un buen ejemplo de convergencia de mercados, pero siempre bajo el parámetro de una buena organización.

REDACCIÓN
               

Luis Toloza | Comunicador S.-Periodista | Diario DFG M: 3115922928 E: diariodfg@gmail.com W: https://diariodfgbogota.blogspot.com/
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